Becas deportivas en Estados Unidos de la mano de University Soccer
Carla Martínez, de estudiante universitaria a profesional
Nuestros partners de University Soccer ofrecen la oportunidad a las jóvenes con talento deportivo de hacer compatible las aulas y los terrenos de juego, una cuestión que muchas veces es complicada en países como España.
"La palabra fácil no encaja con vivir la experiencia de Estados Unidos, pero una vez que estás allá no te quieres volver para casa". Carla Martínez, jugadora del Lecce, nos cuenta su proceso de conseguir una beca deportiva en Norteamérica de la mano de University Soccer, y cómo esta experiencia le abrió las puertas del fútbol profesional en Europa: primero en Islandia y después en el Calcio italiano.
Quizás dar el paso de irte a Estados Unidos con apenas 18 o 20 años puede parecer una locura: papeleos, burocracia, un nuevo país y una cultura diferente. Pero no es así. Cruzar "el charco" puede ser la decisión que cambie tu vida y que te ayude a compaginar tus estudios con el deporte profesional. Ese es el caso de Carla Martínez, que gracias a la gestión de University Soccer, pudo cumplir su sueño: graduarse y conseguir un contrato profesional en el fútbol europeo.
Ella nos cuenta todo en esta entrevista: cómo se pudo ir, quién le ayudó, cuáles fueron las mejores cosas de vivir esta diferente experiencia y cómo Estados Unidos le abrió las puertas al fútbol femenino profesional.
P. Buenos días, ¿qué tal todo? Antes de nada, nos gustaría que nos hicieses una pequeña presentación de quién eres: dónde juegas, cómo has llegado hasta aquí, cuál es tu trayectoria hasta el día de hoy...
R. Buenos días. Mi nombre es Carla Martínez Cuadros y, como tantas otras, empecé a jugar en el club de mi pueblo, en el equipo de EF Baix Ter, en Torroella de Montgrí. Poco después me fui a jugar al Estartit, el club que me vio crecer hasta ser adulta. En Nacional estuve jugando en varios equipos mientras seguía con mis estudios y, en ese momento, me llegó la oportunidad de jugar becada en Estados Unidos. Obviamente, al principio me daba un poco de miedo empezar una vida nueva tan lejos de casa y de mi familia, pero creo que oportunidades así hay que aprovecharlas. Para eso vivimos, para crecer desde experiencias como esta. De hecho, gracias a ella, me abrí mucho más y me abrió las puertas del fútbol europeo, jugando en Islandia y en mi club actual, el Lecce italiano.
P. Irse a Estados Unidos desde España puede parecer una decisión muy importante y que hay que meditar mucho. ¿Cómo fue ese proceso de decisión en tu caso?
R. Sinceramente... no me veía capaz. Cuando University Soccer me contactó y me propusieron las opciones, yo tuve muchas dudas. Pasaron meses hasta que se lo conté a mis padres y, ahí, fue cuando cambió todo. Me apoyaron a hacerlo, sin pensar en miedos ni en cualquier otra cosa negativa, porque lo veían como una gran opción. Hablar siempre ayuda y, por suerte, esa charla me hizo creer en mí misma. Vieron que gracias al fútbol se abría una ventana que, por desgracia, no todas pueden disfrutar en este país.
P. Y una vez que lo tienes todo pensado, ¿cómo son los trámites que hay que hacer para llegar? ¿Necesitaste mucha ayuda?
R. La verdad es que una vez me vinculé a University Soccer me ayudaron en todo el proceso. De inicio encontrando las diferentes universidades, quedando con los entrenadores, etc. Los trámites, una vez tomé la decisión, fueron un poco complicados para conseguir la VISA por culpa del Covid, pero estoy segura de que ahora es todo más rápido y fácil. La suerte de trabajar con la agencia hace que todo sea más fácil y te ayudan con cosas a las que no estamos acostumbradas.
P. ¿Cómo es el primer día que llegas a Estados Unidos? ¿Y tu primer entrenamiento allí?
R. Recuerdo aquel día con mucha ilusión. No me creía que todo estuviese pasando de verdad. Al llegar por primera vez, todo fue muy impactante. La primera ciudad que vi desde el cielo era Dallas. Me parecía todo super grande (como era de imaginar en Estados Unidos). Desde allí cogí el segundo vuelo hacia Lubbock (Texas), donde estaban mis compañeras y coach esperándome en el aeropuerto. Todo fue magnífico, aunque estaba muy nerviosa. Desde el primer día la gente fue muy amable y siempre me ayudaron, me pusieron todo muy fácil.
P. La sociedad estadounidense y la española son muy diferentes... o esa es la sensación que nos da desde aquí. ¿Notaste un gran contraste durante tu etapa universitaria?
R. Definitivamente, nuestras culturas son muy diferentes. Pero no es algo negativo, todo lo contrario. Esos contrastes me han hecho adaptarme y considero que me han hecho mejor persona. Los modales, la disciplina, el respeto... todo se vive de manera muy diferente. La sociedad estadounidense está acostumbrada a un ritmo de vida diferente, de mucho trabajo y apena disfrutar de los momentos. Por ejemplo, nosotros podemos pasar horas en la mesa a la hora de comer, allá eso es impensable. A nivel académico, me quedo con que hay libertades que en España consideraríamos imprudentes, como el comer en clase, el uso de la gorra o la libertad a la hora de escoger el material.
P. Y me imagino que esas diferencias son apreciables tanto dentro como fuera de la pista. ¿Fue más fácil adaptarte dentro del campo o fuera de él?
R. Pienso que la palabra fácil no encaja bien. Al inicio, para mí, todo fue espectacular y todo iba sobre ruedas. Después, cuando despiertas y se termina la novedad, todo va muy rápido. Tan veloz que cuesta adaptarse. A medida que coges su ritmo, vuelves a disfrutar, hasta el punto que al final no quieres volverte. Recuerdo que el primer semestre se pasó en un abrir y cerrar de ojos, volví a casa por Navidad y me costó asimilar que tenía que volver. La adaptación considero que la consigues en seis meses. Tanto a nivel de vida como en el fútbol, que es muy diferente al español. Depende del estilo que tengas es más fácil o difícil adaptarse.
Por otra parte, a nivel académico, las clases son cortas, de una hora. Eso te ayuda a descansar y estar 100% concentrada. Hay muchas asignaturas que puedes elegir como optativas, pero yo por suerte tuve un tutor que me guió y me hizo un seguimiento académico. Fuera de las clases, también hay una gran comunidad de internacionales que se preocupan mucho por ti. Hacíamos reuniones, eventos... y los locales nos invitaban a todas sus celebraciones como puede ser Thanksgiving (Acción de gracias).
P. Otra cosa que sentimos muchas desde España es que la Universidad y los deportes de alto nivel tienen difícil compatibilidad. ¿Crees que allí se hace todo lo posible para que lxs deportistas tengan unos buenos estudios y para que lxs estudiantes puedan seguir practicando deportes de alto nivel?
R. A nivel personal creo que en mi equipo se tenía mucha consideración en ambos ámbitos. Y creo que cuando eres joven no lo ves o valoras, sino que lo interpretas como cierto control. Pero es positivo para ti, tener un objetivo de media académica al igual que hacer equipo. Tener un tutor que te ayude a entender el temario o te asista con cualquier duda que tengas es un privilegio. Todos esos pequeños detalles son grandes. Y cuando viajamos con el equipo siempre nos daban tiempo para poder estudiar o hacer deberes. Esta todo muy bien pensando para poder tener un gran rendimiento académico y deportivo.
P. Y con tanto ajetreo de estudios, alimentación, entrenamientos, partidos... me imagino que fue una época en la que no parabas. ¿Cómo era un día a día allí? ¿Te llegaban las 24 horas del día para hacerlo todo?
R. Siempre he sido y me considero una persona organizada. En el día a día, sin viajes, lo llevaba todo muy bien: gimnasio, desayuno, clases, comida con el equipo, entrenamiento, fisioterapia, cena con el equipo, ducha, deberes/estudiar, pequeña desconexión y a dormir. Era una rutina que adquieres como disciplina positiva. Pocas veces teníamos descanso, pero es una misma la que encuentra su espacio y momento. Lo principal es no agobiarse y llevarlo poco a poco. Aconsejaría crear como una especie de guía. Ya que nunca hay que olvidar esos 5 minutos para ti. Considero muy importante ese momento de encontrarse a una misma, parar en el tiempo y volver a empezar.
P. Si te tuvieses que quedar con una sola cosa de tu experiencia, ¿con qué sería?
R. Como he dicho anteriormente, me he quedado con muchas cosas que aplico en mi día a día y que ya forman parte de mi forma de ser. Podría destacar la disciplina. La tienen inculcada desde que empiezan la secundaria. Sobretodo en esa época de tantas dudas en la vida cuando no tienes claro si seguir bachillerato o un grado o universidad. La universidad americana te da la oportunidad de seguir estudiando a la vez que te desarrollas en ese deporte que llevas practicando tantos años y con el que llegas desde el High School (Instituto). Y algo más, si llegas a la universidad y aún no tienes claro qué hacer, tienen asignaturas comunes. De tal manera que puedes probar durante todo un semestre, esas asignaturas no se suman al expediente, pero te sirven para decidir una carrera más adelante.
P. Seguramente ahora lo recuerdes todo muy bonito, pero seguro que hubo momentos de agobio y de echar de menos a tu casa y a tu familia. ¿Recibiste ayuda en esos momentos para llevarlos de la mejor manera posible?
R. Evidentemente y como todo en la vida: no siempre será de color de rosa. Cuando yo lo pase mal por suerte tenia mi familia de lado. Y mis compañeras de habitación y equipo me ayudaron mucho a superar esos pequeños baches tan comunes. Aunque también debo decir que la agencia me ayudó mucho en esos momentos difíciles.
P. Y ya hablando de las posibilidades deportivas que te ofrece ir a Estados Unidos. ¿Qué aspectos de tu fútbol crees que pudiste mejorar allí y que aquí quizás no se trabajan tanto?
R. Sin lugar a duda, el físico. Siempre me he considerado una persona física y agresiva futbolísticamente hablando. Con mi visión de juego y técnica podía jugar bien aquí. Pero allí aprendí, sobre todo, a cómo defender sin contacto, evitar la mínima falta, estar siempre pendiente de los detalles, no desconectar en ningún momento del partido y jugar más rápido que nunca. Allí la gente tiene un físico espectacular y vuelan. Durante la temporada tienen la disciplina integrada de no cometer errores fuera o dentro del campo. Ser muy estrictas y dar el máximo, ya que se juega en un periodo corto de tiempo comparado con Europa.
P. ¿Dirías que es una experiencia que te abrió las puertas para llegar a jugar en la élite en Europa?
R. Recordaré siempre que el primer entrenamiento me fue tan bien que llegué como defensa y volví como medio centro. Porque el entrenador me vió y dijo que tenia mucha visión de juego y técnica de juego y que debía jugar en medio. Es por eso, que estoy en deuda, ya que supo explotar al máximo mis capacidades y gracias a eso ahora estoy donde estoy.
Creo que toda experiencia puede abrirte las puertas a jugar en Europa, pero cuando se trata de América llama mucho más la atención. Los equipos europeos saben que la gente de allí es más disciplinada y trabajadora. Venir de allí es un plus para los equipos de Europa que se fijan más allá que en el buen juego, en la parte mental y personal, dado que todo eso afecta a la hora de fichar a alguien.
P. Y ya para terminar, ¿qué le dirías a una niña que está pensando en seguir tus pasos e irse a probar la experiencia de Estados Unidos?
R. ¡Vuela! Es la primera palabra que me viene a la cabeza. La gente y la sociedad es mucho más abierta, tendrás siempre más posibilidades: ya sea de jugar, trabajar, estudiar… Todo es más fácil en los Estados Unidos. La adaptación podrá ser más o menos fácil, pero la experiencia y la vivencia te la llevarás para siempre. Créeme que te ayudará mucho más volar y salir de la zona de confort que seguir por la vía “fácil” de quedarse por aquí y estar más o menos en un buen equipo. Al final cada una tiene sus historias, pero el solo hecho de ver mundo nos da vida. Ver y vivir allí te da mucho más: Te da tu mejor versión. Además, las amistades y todo lo que te llevas contigo es espectacular.
¡Muchas gracias Carla por compartir tu experiencia con nosotrxs!
Nuestros partners de University Soccer acompañan a jóvenes talentos del fútbol español a los Estados Unidos, donde vivirán la experiencia de competir en las Ligas Universitarias mientras estudian una carrera o un máster. La carrera dual, es una opción que no se está explotando en Europa, y que aporta grandes beneficios a la jugadora en desarrollo deportivo, académico y vital. Los primeros pasos de esta nueva forma de llegar a la élite ya se han dado en Norteamérica, donde se le ha abierto la puerta a muchas jugadoras.
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